Limpiar el sensor sin morir en el intento

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El sensor… ese componente tan caro y delicado que nos hace sudar cuando sabemos que está sucio cuando revisamos algunas de nuestras fotografías. He perdido la cuenta de las veces que he visto a la gente asustada y temblorosa al cambiar de objetivo en condiciones –a priori– no muy adecuadas para tal menester y a otros tantos que decidieron abortar la misión y no arriesgarse.

Llega un momento en que hay que perder el miedo a limpiarlo, simplemente hay que saber qué es lo que estamos haciendo, cómo hacerlo, un poco de tiempo y tranquilidad y disponer de las herramientas correctas para ello, …os lo dice un antiguo propietario de la famosa D600 que se hartó a limpiar hasta que Nikon se la cambió por una D610.

Actualmente muchas cámaras incorporan una opción llamada «Limpieza automática del sensor» -o similar- y no sé si es muy útil o no, pero la verdad es que se enguarran igualmente, o almenos a mí… pero claro, en mi caso, si tengo que cambiar de óptica lo hago, me da igual si está lloviendo, nevando o pasa un huracán. Pero siempre con cuidado eso sí.

El primer paso para saber las toneladas de roña que acumula el sensor es coger la cámara y hacer una foto al cielo despejado con el objetivo a su apertura mínima de diafragma, normalmente f16 o f22 y obtendremos algo así… -bueno, espero que no sea demasiado así porque este daba pena verlo-

 

manchas sensor 2

 

Cada círculo es una partícula que está más o menos pegada al sensor, y obviamente, trabajando a aperturas normales de hasta f8 o f11 muchas de ellas no se aprecian, sólo las más grandes son las que acaban molestando. Si habitualmente trabajamos a grandes aperturas como f2 o f2.8 seguramente no veamos ni una mancha.

El artilugio que uso para limpiar el sensor es el Eyelead Gel Stick y para explicarlo rápido es un lápiz con una superficie de goma adhesiva que al presionarla contra el sensor, las partículas se quedan pegadas a él. ¿Os acordáis de las «manos locas«? Exacto, era ese juguete de goma que atrapaba su peso en roña multiplicado por cien. Pues el funcionamiento de esto tiene la misma base científica.

 

limpieza eyelead

 

El papelito blanco es adhesivo y sirve para depositar la suciedad pegada a la base de goma, además de devolverle su capacidad «atrapacosas» cuando notamos que ya no se pega al sensor.

A partir de aquí lo que debemos hacer es buscar en el menú de la cámara la opción de levantar el espejo. En Nikon se presenta como «Bloq. espejo arriba«.

 

menu limpiar espejo nikon

 

Pulsamos Ok y después, al presionar el botón de disparo el espejo se levanta y así se va a quedar hasta que apaguemos la cámara. Recordad que es MUY importante hacerlo con un buen nivel de batería, ya que si por aquellas cosas la batería se agota y el espejo baja mientras trasteamos el sensor con algún artilugio, puede pasar alguna desgracia de las gordas.

Con el espejo levantado ya podemos empezar a realizar la limpieza. Si tenemos una perilla sopladora podemos acercarla al sensor –sin llegar a tocarlo– y darle algunas manchadas de aire para que las partículas que no están pegadas del todo, se esfumen sin más esfuerzo que ese.

Después con el Eyelead es cuestión de ir pegándolo –sin presionarlo exageradamente– y despegándolo por toda la superfície del sensor. Cuando veamos que deja de «pegar» cogemos uno de los papeles adhesivos y depositamos en él toda la roña atrapada hasta el momento y seguimos con el proceso hasta que lo hayamos limpiado todo.

 

limpiando sensor

 

Una vez hayamos pegado el artilugio por toda la superfície, montamos de nuevo el objetivoy volvemos a realizar una foto al cielo despejado con la apertura mínima, así revisaremos que todo esté completamente limpio. Si es necesario volver a pasar el Eyelead en alguna zona en concreto, lo hacemos y repetimos la foto al cielo.

Recordad que si aparece una mancha en la foto, en el sensor estará pegada en el lado inverso. Por ejemplo, si hay una mancha en la parte superior izquierda de la foto, en el sensor la tendremos que buscar en la parte inferior derecha, ya que como sabéis, por cosas de la física la imagen al atravesar el objetivo se invierte al ser proyectada sobre el sensor o la superfície con la que trabajemos.

Al acabar, ya podremos volver a disparar con aperturas relativamente cerradas y sin miedo a que aparezcan ‘ovnis’ en el cielo.

 

 

Todavía se pueden ver algunas manchas pequeñas, pero no hay comparación entre el antes y el después. Para acabar, comentar que hay otras alternativas para la limpieza, paños húmedos y secos, aire comprimido y cosas por el estilo, pero de los que he probado me quedo con el Eyelead de calle, vamos.

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