Unas tomas en anamórfico

La anamorfosis es un procedimiento de deformación reversible conseguida a través de procedimientos ópticos o matemáticos.

 

La grabación anamórfica, por tanto, consiste en la grabación a través de un objetivo que deforma la imagen achatándola por los laterales para posteriormente estirarla para conseguir una imagen panorámica.Su invención se dió en los años 50 y claramente destinado al mundo del cine, con la finalidad de proyectar en formato panorámico en vez del clásico 4:3 y a la vez aprovechar al máximo la película de 35mm.

 

¿Que hay otras formas de conseguir un formato panorámico? Sin duda. Una de ellas es poner bandas negras arriba y abajo y desechar gran parte de la película, o en vez de utilizar los 35mm de ancho, utilizar 70mm por cada frame, con lo cual, ya se obtiene un 2:1 y se aprovecha todo el alto de la película (cosa que no pasa con las bandas negras) y de paso, obtener mayor calidad de imagen, aunque a un coste muy superior.

 

Escena de «El Caballero Oscuro»

 

El símil fotográfico en carrete sería, o bien pegar un recorte y tirar media foto o usar una cámara panorámica con la misma función que lo explicado antes, en vez de exponer el clásico 24×36mm, que sea capaz de exponer 24×72mm, con lo que el resultado serían la mitad de fotos por carrete.

 

Obviamente hoy en día, en digital, esto no es tan grave porque no hay un coste derivado de celuloide, y almenos en fotografía, no hay nada más sencillo que unir las fotos que se quiera y obtener un formato panorámico. Si hablamos de cine, tampoco veo ningún sacrilegio en poner bandas negras en un clip porque la calidad y resoluciones de los sensores actuales son tremendos.

 

Escena de «Alien: El Octavo Pasajero»

 

Pero es que al final, de todo este rollo anamórfico, lo que a mi parecer es lo menos importante o destacable de todo (almenos en fotografía), es justamente esto, su relación de aspecto 2.35:1 , 2.39:1 , 2.40:1 o la que quiera que sea, sino su estética tan mágica y singular que llegan a ofrecer las ópticas diseñadas para tal fin. Lo verdaderamente destacable sería: 1.- El bokeh alargado y 2.- Los «flares» tan característicos.

 

No soy ningún experto ni pretendo dar clases de nada porque esto se centra mucho en el video y además es un mundo muy específico, simplemente unos apuntes para que podais entender hacia dónde van los tiros. Mi experiencia con este tipo de objetivos no va más allá de una tarde de pruebas chapuceras en casa, pero como tuve la oportunidad de probar uno, quise sacarlo del terreno del video y llevármelo al fotográfico.

 

 

Este sería un esquema lateral del material necesario para un montaje anamórfico. De derecha a izquierda, lo primero es un cuerpo, en el ejemplo es una Panasonic GH5 con sensor m4/3, pero yo realicé las pruebas con la Nikon D610 de formato completo. En el cuerpo se tiene que montar un objetivo normal, en el ejemplo es un 50mm, y por temas de tamaño de sensor yo debería haber utilizado un 100mm para aprovechar todo el sensor, pero lo hice con un 85mm simplemente por practicidad. Después de eso necesitamos un anillo adaptador o cualquier otro invento porque delante del objetivo fijo debemos montar el objetivo anamórfico.

Os podeis imaginar que la locura no es ni pequeña ni ligera, además de que el que me dejaron no tenía nada de «micro», tranquilamente era el doble de grande que el de la imagen y que no tenía ningún adaptador decente para roscar un objetivo con otro así que lo hacía a pulso. En temas de foco y diafragma ya no me meto porque ni me acuerdo de cómo era, pero fácil e intuitivo seguro que no.

 

Procesado:

 

Otras tomas:

 

 

Conclusión:

Es todo muy engorroso, caro y problemático, pero los resultados tienen una esencia tan característica que hace que te dé igual todo lo negativo.

¿Qué os parece?

 

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